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Una de las deficiencias de conciencia democrática en España, consiste en ese recontar votos por parte de los partidos -diciendo cuántos millones de ciudadanos los apoyan. Confundiendo de ese modo al ciudadano con el que, además, elige. Pues ciudadanos hay que no eligen –y no por ello dejan de estar representados. Con lo que llegamos a esto: que el ejercicio del voto no es acto individual y por uno mismo, sino cívico y para todos. A sabiendas de que el representante no lo será de quienes lo votaron solamente, mas representando al soberano –el pueblo, que se diga- en su conjunto. De este modo, ganarían en conciencia democrática los partidos si contaran sus apoyos por número de electores: no la confianza individual que, precaria, se sumara. Mas la porción del conjunto soberano que sustenta a la representación total y del todo. Asunto a completar con algunos –estos otros-: que la democracia presupone la unidad del cuerpo electoral, la nación si se dice de otro modo. Que el partido se adueña de antemano de una representación –interpuesta, por pertenencia a sus filas de la persona elegida.

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